Escrito por: JADE.

En confinamiento


No es que los casos de COVID-19 hayan desaparecido o disminuido considerablemente, por supuesto que no; sin embargo, el verano en el hemisferio norte le dio a mucha gente la falsa sensación de seguridad y, con ello, salió de casa, relajó las medidas de seguridad, comenzó a reunirse con más personas y jamás se pudo controlar la pandemia.

Quizá el verano fue la oportunidad que dejamos pasar para disminuir aún más los contagios y hacer de este problema una situación más manejable, pero ocurrió lo contrario. Creo que muchos se justifican diciendo que necesitaban salir para poder llevar comida a la mesa y es cierto y muy respetable; sin embargo, me gustaría preguntarles si, junto con esa necesidad, fueron cien por ciento responsables al salir de casa.

En otros casos no hay explicación que valga, desafortunadamente hay muchas personas en el mundo que simplemente niegan la existencia del coronavirus y sus actos de nulo cuidado llevan inevitablemente a potenciar aún más los contagios. No les importan sus propias vidas, jamás les importarán las vidas ajenas y si esos mismos son los que sostienen que la Tierra es plana, pues creo que hay muy poco que hacer, son un caso perdido.

Tierra plana


Así, el caldo de ingenuidad, incredulidad, irresponsabilidad, urgente necesidad, descuidos y porqué no decirlo, una pizca de mala suerte, pone a muchos países del mundo (México incluido) en la antesala del confinamiento… otra vez.


Y con ello la problemática que se presentó al principio de la pandemia: el hacinamiento en familias de bajos recursos, la tristeza y depresión en muchos individuos, las presiones económicas y un elemento más que no se vio antes: el invierno.

Sinceramente no me gusta ser pesimista, pero la realidad es que las cosas no pintan bien. Si tan sólo hubiéramos entendido por ahí de abril que no había vacuna, que los sistemas de salud sufren con tantos ingresos y pocas manos y herramientas para tratar a los pacientes y que tarde o temprano colapsarán, que la enfermedad en muchos casos es fatal o deja secuelas que afectan nuestra calidad de vida para siempre o, por lo menos, durante muchos años. Si hubiéramos sido conscientes, quizá hoy no estaríamos hablando de un nuevo confinamiento forzado.

Pero el hubiera no existe, como tampoco existe conciencia en muchas personas que siguen empecinadas (¿chifladas?) en negar la enfermedad y seguirán provocando más contagios, más encierro y más miseria económica.


En el caso de México, las autoridades han deslizado la idea de que, ahora sí, podrían tomarse medidas disciplinarias contra quien no respete las medidas de cuidado básico en los lugares públicos, a saber, distanciamiento social y uso de cubrebocas.

Pues bienvenida la medida en caso de que se ponga en práctica y que nadie se llame sorprendido o reprimido en sus derechos, puesto que los otros también tenemos derecho a no ser contagiados.

También se ha contemplado regresar a casa para tratar de detener los contagios en esta temporada invernal y cerrar algunos lugares y negocios no esenciales. Seguiremos atentos a lo que en próximos días anuncien.

Por lo pronto, por favor:

  • Lávate las manos frecuentemente
  • Usa cubrebocas en todo momento
  • Guarda distancia de más de un metro y medio en lugares públicos
  • Si puedes, quédate en casa


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