Escrito por: JADE. 


Cenote

Cuando no es el sargazo, es el COVID-19 o cualquier otra broma de mal gusto que nos gasta la naturaleza. Ahora, en nuestro querido México y nuestra bella y amada por propios y extraños, Península de Yucatán (que comprende el estado de Yucatán y el de Quintana Roo), está por llegar una nube de miles de langostas hambrientas de cultivos tales como, el de coco, mango, chile, plátano, caña, papaya, entre otros.

La inmensa cantidad de langostas que viene de sur y centroamérica devora toneladas de cultivos a su paso. De acuerdo con información de los estados que probablemente se vean afectados, la ausencia de trabajadores en dichos cultivos por la necesidad de mantenerse en casa debido a la pandemia provocada por el coronavirus, facilitará la destrucción de estos insectos.


Langosta

Quién lo iba a decir? Tan bonitos que son estos chapulines. Pues bien, esperemos que las autoridades se den por enteradas muy pronto y tomen acciones para detener esto que podría ser el colmo de los males.

No olviden que la Península de Yucatán es mundialmente famosa por los amantes de todas las categorías de turismo: familiar, lunamieleros, de aventura, de relax, de diversión, histórico, ecoturismo y todo lo que atrae a las personas alrededor del mundo a esta bella joya del Caribe mexicano.

Desafortunadamente los últimos meses, este y todos los destinos de playa de México se han visto golpeados seriamente en su economía, dada la necesidad de cerrar hoteles y en algunos casos, cancelar vuelos. La recuperación será lenta pero estamos optimistas en que ésta será total y las cosas mejorarán para todos; sin embargo existe un sentimiento de impotencia al ver que nuestra madre naturaleza nos está enviando llamadas de atención fuertes y muy seguidas unas de otras, con lo que es muy difícil salir de una, cuando estás entrando en otra.

Así que ya sabes, cuando visites nuestras playas y cuando te encuentres en tu ciudad, toma en serio una actitud más responsable hacia los demás y hacia la naturaleza, para que poco a poco podamos regresarle lo que le corresponde y las enfermedades y otro tipo de desastres como el de las langostas, ya no ocurra.

Yucatán

Busquemos equilibrio entre nuestros hábitos y las necesidades de la naturaleza, porque al final, ella es la que manda. 

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