Escrito por: JADE.
Han pasado meses desde que las primeras noticias provenientes de
China comenzaron a prender las luces amarillas en
Europa primeramente y, después, en el resto del mundo. Luces
amarillas que pronto se convirtieron en rojas. Para ser sincero y al momento
de escribir este texto, todo parece indicar que las luces permanecerán rojas
por mucho tiempo.
Afortunadamente, muchos laboratorios en el mundo trabajan contrarreloj para descubrir una vacuna o, por lo menos, un medicamento eficiente para contrarrestar los efectos de esta enfermedad, que para ciertos sectores de la población es mortal. Desafortunadamente aún están lejos de encontrarla.
Por lo pronto, el tema se ha politizado enormemente en todo el mundo, contaminando la conversación que debería ser liderada por los expertos y no por quienes quieren sacar provecho político de la tragedia, mucho menos, de quienes diciendo que son expertos, no son más que aprendices de político. Me refiero específicamente a las autoridades de salud de algunos países, quienes en realidad están persiguiendo tener luz propia para iniciar o bien, ascender en sus ambiciones personales.
Mientras tanto, la población comienza a desesperarse. Y es que la cosa no es para menos. Quienes han seguido al pie de la letra la instrucción de quedarse en casa, el cansancio mental y la necesidad de tener esparcimiento comienza a hacer mella.
También están quienes aún deseando estar confinados no lo pueden hacer por la imperiosa necesidad de llevar comida a la mesa. Aunque muchos injustamente juzgan a estos, la verdad es que seguramente también quisieran estar en casa pero no pueden. Quizá sean los más vulnerables en contagiarse.
Tristemente están quienes pasándose de bromistas utilizan las redes sociales para hacer chistes que en realidad lo que persiguen es desinformar a los usuarios de esas herramientas, cometiendo un crimen perverso aún sin proponérselo. Desgraciadamente no hay quién les ponga un alto.
Las cifras de nuevos contagios y número de muertos son desalentadoras; sin embargo, estoy seguro que saldremos adelante.
Creo que en estos momentos todos nos hacemos la pregunta que le da título a este comentario: ¿qué podemos hacer?
Por lo pronto y a pesar de que siguen apareciendo evidencias de mayores posibilidades de contagio, la única respuesta sensata hasta el momento es la misma que al principio:
Afortunadamente, muchos laboratorios en el mundo trabajan contrarreloj para descubrir una vacuna o, por lo menos, un medicamento eficiente para contrarrestar los efectos de esta enfermedad, que para ciertos sectores de la población es mortal. Desafortunadamente aún están lejos de encontrarla.
Por lo pronto, el tema se ha politizado enormemente en todo el mundo, contaminando la conversación que debería ser liderada por los expertos y no por quienes quieren sacar provecho político de la tragedia, mucho menos, de quienes diciendo que son expertos, no son más que aprendices de político. Me refiero específicamente a las autoridades de salud de algunos países, quienes en realidad están persiguiendo tener luz propia para iniciar o bien, ascender en sus ambiciones personales.
Mientras tanto, la población comienza a desesperarse. Y es que la cosa no es para menos. Quienes han seguido al pie de la letra la instrucción de quedarse en casa, el cansancio mental y la necesidad de tener esparcimiento comienza a hacer mella.
También están quienes aún deseando estar confinados no lo pueden hacer por la imperiosa necesidad de llevar comida a la mesa. Aunque muchos injustamente juzgan a estos, la verdad es que seguramente también quisieran estar en casa pero no pueden. Quizá sean los más vulnerables en contagiarse.
Tristemente están quienes pasándose de bromistas utilizan las redes sociales para hacer chistes que en realidad lo que persiguen es desinformar a los usuarios de esas herramientas, cometiendo un crimen perverso aún sin proponérselo. Desgraciadamente no hay quién les ponga un alto.
Las cifras de nuevos contagios y número de muertos son desalentadoras; sin embargo, estoy seguro que saldremos adelante.
Creo que en estos momentos todos nos hacemos la pregunta que le da título a este comentario: ¿qué podemos hacer?
Por lo pronto y a pesar de que siguen apareciendo evidencias de mayores posibilidades de contagio, la única respuesta sensata hasta el momento es la misma que al principio:
- Uso obligatorio de cubrebocas.
- Uso de careta.
- Lavado de manos (agua y jabón o alcohol en gel).
- Evitar lugares cerrados, mal ventilados y muy concurridos.
Y si puedes… quédate en casa.
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